Florecimiento en el desierto
José Flores Ventura
Luego de una prolongada sequía se dejaron venir las lluvias de temporada que aunque tardías, lo suficiente para que la floresta crezca y florezca como sedienta la tierra donde abren las semillas guardadas por años esperando la ansiada humedad. Es realmente increíble como en lo que parecía muerto o estéril de repente crece follaje aun en la arena calcinante de las dunas o entre los espacios de las rocas duras.
El decadente tono ocre fue remplazado por el vivo verde veraniego, es asombroso ver la vegetación como esponja absorbe cualquier gota disponible y crece y florece de un día a otro, es una forma de procurar descendencia si continúan las épocas secas. En lugares conocidos por las frecuentes salidas que hacemos al campo observamos así los paisajes: la gobernadora se ha cubierto de amarillas flores, las agosteñas con ramilletes decoran con su color magenta cada rinconada de las montañas cercanas, algunas especies de palmas también dejan caer sus botones blancos, aún hasta momentos fugaces capturados como el florecer de las cactáceas emocionan al viajero camino a la aventura.
Nunca como desde hace muchos años había observado tal acontecimiento, exaltado colorido de las Neolloydias, cactácea propia de los alrededores de Saltillo, que requiere condiciones especiales para florecer y cuando lo hace casi todas a la vez sólo es momento fugaz. También miles de plantitas que cubren el suelo y arbustos en las llanuras nos ofrecen un variado colorido pronosticando al menos un año de vendimia florística.
También la fauna se levanta de su largo letargo, los reptiles aparecen por miles, las aves con sus cálidos cantos enuncian la explosiva temporada, las ranas por las noches se apretujan y crujen en los charcos temporales y por supuesto, los insectos sustentan la cadena alimenticia polinizando las flores entre ellas las hermosas mariposas que resurgen por todos lados bailando entre mogote a mogote.
La lluvia ha llegado a la pradera, con nuevo color se viste las cosas, las flores regadas como alfombra de primavera y sobre de ellas revolotean abejas y mariposas.
Bajo estas condiciones también las gentes de las comunidades rurales se ven esperanzadas, ya no tanto para el cultivo sino para que tengan que comer el ganado caprino y vacuno en los agostaderos y serranías donde andan sueltos, para que crezca el oreganillo y la candelilla que son el sustento diario para muchas familias en el campo.
Conforme el tiempo ve pasar la nubes cargadas de esperanza acuosa la vida se aferra a un rocío o llovizna leve, por eso es el desierto que ahora reclama lo suyo hasta que se torna con las lluvias torrenciales, es cuando la vida se multiplica y viste el desierto de salpicadas y variadas tonalidades como el arcoíris en el cielo plasma sus colores en el suelo.
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